Transcurre en Sevilla en un ambiente culto, lo cual incluye notablemente en sus obras. En estos momentos sus cuadros son tenebristas y utiliza colores oscuros y opacos, así como siente un especial interés por representar las calidades de los tejidos y los objetos.
Una destacable obra de esta etapa es, junto con El aguador de Sevilla (del que hablaré más adelante), la Vieja friendo huevos.
Una destacable obra de esta etapa es, junto con El aguador de Sevilla (del que hablaré más adelante), la Vieja friendo huevos.
Nos encontramos ante un bodegón realizado al óleo (pintura muy famosa en la España barroca). En él aparece una vieja en el momento de freír unos huevos, a la vez que se dispone a cascar otro. La vieja levanta la mirada, con una expresión un tanto ausente, hacia un muchacho situado a la izquierda, que lleva un frasco de vino y un melón. A la derecha, en una mesita, podemos ver una naturaleza muerta sencilla y ordenada (mortero, plato con cuchillo, cebolla, jarras…).
Se trata de una composición sencilla, si bien eso no le quita la gran pericia técnica que demuestra. La curva predomina en la escena, aunque la escena carece de movimiento, y hay una gran quietud en ella, como si hubiesen sido sorprendidos por algo o alguien. Algunas figuras aparecen en escorzo (cuchara, cuchillo, mano del mortero).
En cuanto a la técnica es tenebrista, por influencia indirecta del pintor italiano Caravaggio, con contrastes de luces y sombras sobre fondo oscuro. Los objetos de la naturaleza muerta nos parecen muy naturales debido al virtuosismo con el que el pintor ha sabido mostrar sus brillos, calidades y texturas opuestas (rugosas en el melón y la cuchara, y pulidas en el huevo y el cristal). El colorido es austero, en el que predominan los ocres y pardos. La blancura de la toquilla, los huevos, el plato y la jarra contrastan con la oscuridad del fondo.
Características similares podemos encontrar en El aguador de Sevilla.
Se trata de una composición sencilla, si bien eso no le quita la gran pericia técnica que demuestra. La curva predomina en la escena, aunque la escena carece de movimiento, y hay una gran quietud en ella, como si hubiesen sido sorprendidos por algo o alguien. Algunas figuras aparecen en escorzo (cuchara, cuchillo, mano del mortero).
En cuanto a la técnica es tenebrista, por influencia indirecta del pintor italiano Caravaggio, con contrastes de luces y sombras sobre fondo oscuro. Los objetos de la naturaleza muerta nos parecen muy naturales debido al virtuosismo con el que el pintor ha sabido mostrar sus brillos, calidades y texturas opuestas (rugosas en el melón y la cuchara, y pulidas en el huevo y el cristal). El colorido es austero, en el que predominan los ocres y pardos. La blancura de la toquilla, los huevos, el plato y la jarra contrastan con la oscuridad del fondo.
Características similares podemos encontrar en El aguador de Sevilla.
Posiblemente sea la obra maestra de su etapa sevillana, por lo que tuvo que ser realizada entre 1619 y 1622. En esta obra aparecen dos figuras en primer plano (un aguador y un niño), y al fondo un hombre bebiendo de un jarro. De esta obra se ha pensado que puede estar realizada para representar las tres edades del hombre.
En esta obra Velázquez sigue destacando por su vibrante realismo, tal como demuestra con la mancha de agua que aparece en el cántaro en primer plano, la copa de cristal (en la que vemos un higo para dar sabor al agua), o en las dos figuras principales, que se recortan sobre un fondo neutro, viéndose el interés que el pintor tenía por los efectos de luz y sombra. Por supuesto, como fue típico para Velázquez en esta etapa, está muy presente la influencia caravaggiesca, y la gama cromática que utiliza es oscura, con colores terrosos.
Tanto en este cuadro como en la Vieja friendo huevos podemos ver todas las características propias del barroco: composición con predominio de líneas diagonales y curvas, colorido variado (con un color predominante para dar unidad al cuadro), contrastes de luces y sombras, naturalismo y gusto por los detalles…
A pesar de la grave crisis económica y política que España sufrió en el s. XVII, es un período conocido como Siglo de Oro, no sin falta de motivos, por su esplendor artístico y cultural.
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